¿Qué es un conflicto?
¿Qué palabras pondría en una definición de conflicto?
Los conflictos son parte de la convivencia y de la vida cotidiana. Pese a ser
normales y habituales, predomina sobre ellos una visión más bien negativa, una sensación
de que son problemáticos y difíciles, que requieren de una gran inversión de esfuerzo y de
energía y que producen agotamiento.
La convivencia respetuosa, inclusiva, democrática y pacífica que se quiere
promover en las comunidades educativas se caracteriza por una forma específica de
abordar y de resolver las situaciones de conflicto, siendo este un factor de alta influencia e
impacto en la percepción que tienen las personas de la calidad del ambiente y de la
convivencia en la que están insertos.
Se trata de un enfoque basado en la convicción de qué si abordamos los
desacuerdos desde una perspectiva de colaboración, de cuidado mutuo y búsqueda del
bien común, podemos conectarnos y funcionar como miembros de una comunidad,
satisfacer las necesidades afectivas y emocionales de todos, y enriquecernos mutuamente
como seres humanos.
Para abordar los conflictos de manera adecuada, un primer paso es elaborar una
visión compartida sobre qué son. Como ya vimos con la actividad de incio, es seguro que
cada miembro de la comunidad tiene sus propias ideas sobre esto, por lo que se deberá
trabajar intencionadamente para lograr esta visión común, al menos en sus elementos
básicos.
Algunas ideas claves para considerar en la definición:
a. Es un hecho social. Los conflictos son situaciones normales y esperables de la
convivencia que involucran a dos o más personas o grupos de personas. Hay conflictos
porque los seres humanos somos distintos. Cuando se trata de una situación con algún
objeto material decimos que es un problema y no un conflicto.
b. Consiste en un desacuerdo, diferencia o contraposición sobre algo, es decir, los
participantes tienen distintas posiciones, objetivos, metas, ideas, puntos de vista o
necesidades y se ve al otro como un obstáculo para conseguirlo.
c. El desacuerdo genera reacciones a nivel de las emociones, sentimientos y estado de
ánimo, por lo que el factor emocional tiene una alta presencia e influencia en el conflicto.
Las percepciones subjetivas juegan un rol importante.
d. Los conflictos son fenómenos complejos ya que involucran a personas, sus relaciones y
las emociones. El desacuerdo se puede entender y abordar de distintas maneras, las que
producen diferentes efectos o resultados en las personas y en su entorno.
e. Los conflictos generalmente no desaparecen de manera espontánea. Tienen una
dinámica propia en la que la confrontación puede escalar o pueden entrar en períodos de
latencia. Pero si no se hace algo al respecto, tarde o temprano habrá una confrontación.
f. Los conflictos representan una oportunidad formativa, ya que en ellos están en juego
temas o asuntos que a las partes les resultan valiosas, por lo tanto, son situaciones
altamente significativas y la motivación está involucrada. Esto nos hace ver la importancia
de abordarlos de manera adecuada, para que los participantes logren aprendizajes
positivos y se fortalezca un desarrollo socio-afectivo armónico.
Diego Melero: Magister en psicología educacional de la Pontificia Universidad Católica, nos comenta lo siguiente:
Como bien sabemos, por nuestra propia experiencia, los conflictos son parte de la convivencia y de la vida cotidiana. Pese a ser normales y habituales, predomina sobre ellos una visión más bien negativa, una sensación de que son problemáticos y difíciles, que requieren de una gran inversión de esfuerzo y energía, y que producen malestar y agotamiento.
De acuerdo a las orientaciones que entrega la Política Nacional de Convivencia Escolar, las relaciones respetuosas, inclusivas, democráticas y pacíficas que se quieren promover en las comunidades educativas se caracterizan por una forma específica de abordar y de resolver las situaciones de conflictos.
Tal como establece Marshall Rosenberg, uno de los referentes más importantes en el estudio de los conflictos y la paz, se trata de un enfoque basado en la convicción de que si abordamos los desacuerdos desde una perspectiva de colaboración, de cuidado mutuo y búsqueda del bien común, entonces podemos conectarnos y funcionar como miembros de una comunidad, satisfacer las necesidades afectivas y emocionales de todos, y enriquecernos mutuamente como seres humanos.
Para abordar los conflictos que ocurren en el espacio educativo de manera adecuada.
Un primer paso es elaborar una visión compartida sobre qué son, pues es probable que cada uno de los miembros de la comunidad tenga su propia visión al respecto.
Algunas ideas que queremos proponer te son las siguientes. Los conflictos son hechos sociales y esperables en la convivencia entre las personas. Hay conflictos porque los seres humanos somos distintos.
Un desacuerdo, diferencia o contraposición sobre algo. Es decir, los participantes tienen distintas posiciones, objetivos, metas, ideas, puntos de vista o necesidades y se ve al otro como un obstáculo para conseguir lo que se busca.
El desacuerdo genera reacción a nivel de la emoción, el sentimiento y los estados de año, por lo que el factor emocional tiene una alta presencia e influencia en el conflicto. En general, las emociones que surgen en estas situaciones se asocian a sensaciones de malestar.
Los desacuerdos se pueden entender y abordar de distintas maneras las que producen diferentes efectos o resultados en las personas y en su entorno. Por ejemplo, podemos abordar el conflicto con violencia o usando la fuerza para imponer nuestro punto de vista sobre los demás y eso tendrá un tipo de consecuencia.
O podemos conversar y escuchar, para luego construir acuerdos y eso producirá otro tipo de efectos o consecuencias. Cuando nos enfrentamos a una situación de conflicto, la reacción más habitual es describir la situación usando juicios, críticas o diagnósticos sobre quienes se ven involucrados.
Por ejemplo, esto ocurre cuando decimos que el conflicto es que el estudiante es problemático, o que el apoderado es agresivo, o que el profesor no sabe hacer su trabajo, o que el directivo es autoritario.
Esta manera de describir el supuesto conflicto tiene como efecto que las personas se sienten atacadas y suelen responder con un contraataque o se ponen a la defensiva y se cierran al diálogo.
¿Cómo lo hacemos entonces?
Aplicando la definición de conflicto que compartimos hace un momento. Si el conflicto es un desacuerdo de diferencia, una práctica fundamental le aprenderá a describirlo como tal. Para eso, convertimos el juicio sobre las personas en una descripción del desacuerdo, por ejemplo.
Tenemos distintas ideas sobre cuál es la conducta adecuada para la clase, o tenemos una diferencia de opinión sobre cuál es la manera de expresar la molestia. Tenemos un desacuerdo sobre el modo adecuado de ejercer la autoridad.
Esta manera de describir el conflicto facilita la resolución pacífica, pues reconoce que tenemos punto de vista distinto y mantiene al abierta la posibilidad de conversar al respecto. Por eso, una práctica clave para resolver y abordar los conflictos de manera pacífica y dialogada es identificar y describir el desacuerdo, evitando los juicios, críticas y diagnósticos sobre quienes están involucrados en esta situación.
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